UNA PATADA EN LA CARA A LA ORIGINALIDAD
INTRODUCCIÓN
En
 un número anterior reseñamos Code Geass, un anime de la factoría 
Sunrise (sol naciente) y diseño de Clamp (Grampas); y como bien se sabe,
 ambas tienen una prolongada trayectoria a base de madrugarnos y 
engramparnos.
El tema es que estamos viendo un anime llamado Guilty 
Crown y las coincidencias con Code Geass son más que notables. En pocas 
palabras, se afanaron la serie; en muchas menos: plagio.
TRAMA (MEDIO AFANADA)
Bueno, convengamos que 
algunas cosas cambiaron, por lo pronto, la serie dura menos de la mitad 
(22 capítulos contra los 52 de Code Geass) lo que provoca que pasen 
muchas cosas a un ritmo ágil, la serie es dinámica y atrapante. La carga
 de dramatismo te deja pegado a la silla, aunque en mi caso particular, 
tenía el pantalón pegado a la silla porque por accidente volqué Fastix y
 no me quedó otra que ver la serie mientras esperaba que me traigan unas
 tijeras.
El año es 2029. Luego del desastre sanitario llamado
 "Lost Christmas" ( o "rosuto kurisumasu", en un estupendo trabajo, de 
parte de los actores de voz para pronunciar inglés para el culo), una 
epidemia viral que cristaliza y mata a la gente, Japón pierde su 
soberanía a manos de la ONU (léase USA) y sólo un grupo de guerrilleros 
urbanos y medio hackers llamados Sougisha (los Funebreros, como 
Chacarita Jrs., sólo que mucho más glamorosos); combaten al "gobierno 
provisional" llamados GHQ, cuyo cuerpo de combate se llaman "los 
anticuerpos" y son unos matadores bárbaros, entablando el clásico de la 
zona norte de Tokyo. Los muchachos de GHQ, cómodos en la Victoria antes 
obtenida, oprimen a la población, coartan la libertad y en general, 
hacen cualquiera.
Nuestro protagonista, Shu, va a un colegio de re 
cheto, pero él en el fondo es un rebelde (muy en el fondo, porque en la 
superficie simula muy bien ser un conformista). La cosa es que es fan de
 una minita que canta, y todas las noches él se... eh... mira sus 
videoclips; bueno, un día la minita, llamada Inori, se le aparece y le 
dice que en verdad es una guerrillera y le pide que la ayude. Al toque 
llegan los anticuerpos (léase soldados yankies) y la arrestan por motivo
 random. Shu se arrepiente de irse al mazo y jura ser valiente y 
rescatar a Inori, y en el proceso, va y se inyecta una jeringa roja, y 
como si fuera Utena (para que no vayan y digan que sólo le afanaron a 
Code Geass), saca tremendo sable del pecho nuestra bella heroína. Arma 
alto bardo y mata a los enemigos a la vista de los guerrilleros, que lo 
felicitan; pero ahí aparece Gai (ya agoté mi cuota de chistes de 
homosexualidad, lo siento) el líder alto y de largo cabellos rubios, 
como mi primo Claudio (¿se acuerdan? el que vive en Villa Adelina, creo 
que sigue laburando en la agencia de autos cerca de Fondo de la Legua). 
Gai lo bardea a Shu, le dice que el poder de extraer los Voids era para 
él y le dice que se vaya a limpiar el culo con lija al agua.
Los Voids son la materialización del alma humana en 
acero inoxidable, y cada persona tiene uno distinto, tijeras, pistolas, 
sables, tiki-takas, y otras boludeces que representan los miedos de la 
gente. Eso le explican a Shu, que fuera de eso, no entiende una goma; 
pero va y se entrena y lo hacen guerrillero para estar cerca de Inori. 
¿adivinaron? Claro que si, Inori y Gai son pareja, y Shu cierra el 
triángulo amoroso de rigor.
Nosotros aprovechamos para hacer una pequeño salto 
de unos veinte capítulos, dónde pasan diez millones de dramas y peleas 
épicas, traiciones y agachadas, los enemigos se hacen aliados y los 
amigos ahora son los antagonistas; y el telón de esta tragedia se baja 
con Shu salvando al mundo de un terrible apocalipsis. Todavía no 
llegamos a ese punto de la serie, pero nos prometieron que este fin del 
mundo es bastante más jodido que otros apocalipsis animeros. Veremos.
CONCLUSIÓN
Code...
 no, perdón, Guilty Crown fue producido por Production I.G. famosa por 
transpirar gemas como FLCL y Sky Crawlers y llorar bodrios como Toshokan
 Sensou y Higashi no Eden. El equipo que salió a la cancha está dirigido
 por Tetsuro Araki y el productor ejecutivo Hideo Katsumata, Hiromi Kato
 diseñó los personajes y Hiroyuki Sawano estuvo a cargo de la música.
A todo esto nos olvidamos de nuestro propósito 
original de denunciar que a pesar de la fantástica animación, el 
bellísimo diseño de personajes y el soberbio fanservice (a cargo de 
varias minitas dibujadas), esta serie es un infame robo de propiedad 
intelectual. Fíjense hasta que punto es un plagio que Guilty Crown le 
robó los guionistas que Code Geass, los señores Yoshino y Okouchi.
 

